Reflexión para CENDITELLeandro Rabindranath León12 de noviembre de 2012 |
Proverbio anónimo
Contents
- 1 El paro petrolero del 2002
- 2 La concepción de CENDITEL
- 3 La crisis de CENDITEL
- 4 El porvenir de CENDITEL: la reflexión
1 El paro petrolero del 2002
En diciembre de 2002, ya hace casi diez años, un minúsculo sector de la población venezolana logró conducir a más de 15.000 empleados de PDVSA a paralizar nuestra industria petrolera y, con ello, a prácticamente toda nuestra economía y producción. Se decía que se trataba de un “paro cívico”, pero su trasfondo distaba mucho de eso; se trataba de un intento de golpe de estado.
Sin ser mi pretensión ahondar en los detalles de aquellos sucesos, me parece pertinente recordarlos, tenerlos presentes como referente de que acciones que en nuestra cotidianidad nos son impensables, que diríamos no deben suceder, pues simplemente pueden suceder, como de hecho, en aquel entonces sucedieron y, años luego, aún siguen sucediendo.
En estos tiempos es delicado hablar sobre congéneres; en lugar de intentar entender al prójimo, cuando nos corresponde decir tendemos a juzgarlo y cuando nos toca oír tendemos a escuchar juicios. Advertidos de esta posibilidad, permítaseme el atrevimiento de hablar sobre personas y sus acciones. Comienzo por proponer dos simples observaciones en torno al perfil de un empleado de PDVSA que hace diez años decidió sumarse al paro:
- Fue educado en las mejores universidades venezolanas y “teóricamente” se encontraba entre sus mejores egresados.
- Gozaba de extraordinarias y excepcionales condiciones laborales, yendo desde la económica tradicional, pasando por una serie de comodidades infraestructurales reservadas a muy pocos, hasta el tener responsabilidades de las cuales depende el destino del país.
En síntesis, el empleado petrolero era -y aún lo es- una persona altamente privilegiada.
El que este individuo no haya sabido reconocer la responsabilidad que él tenía con el país y, con ello, retroceder a millones de venezolanos a épocas previas al uso masivo de los hidrocarburos y de esa supra y ubicua institución llamada tecnología, es una tema monumentalmente complejo, pero no inédito, del cual pueden escribirse cientos de miles de líneas. No es el propósito de estas palabras tratar directamente con este tema, pero tengo que referirlo porque aquellos hechos de hace diez años son esenciales para comprender la génesis y evolución de esta institución que llamamos CENDITEL.
1.1 Conductas del paro petrolero
Durante aquellos dos meses de crisis en el 2002-2003 se apelaron a modos de persuasión algo extraños; grosso modo caracterizados por:
- El abuso discursivo de lugares comunes como tales como democracia, libertad, dictadura, tirano, etc. Algunos medios de comunicación nos bombardeaban estos clichés sin explicarnos convincentemente el por qué del paro. Durante esos dos meses el presidente y otros personeros allegados eran insultados, difamados y calumniados. Se hizo de la infamia una cotidianidad.
- El síndrome de señalar al gobierno y no a quienes paralizaron la industria, como culpable del paro; parecido a cuando un secuestrador pide rescate y clama como culpables del plagio a los familiares del prisionero por lo que a éste le podría ocurrir si sus peticiones no son satisfechas.
1.2 Los daños de paro petrolero
Sabemos que el paro petrolero causó grandes daños a la economía del país. Pero también causó otra clase de daños, imposibles de cuantificar, en desasosiego y división de la cultura venezolana.
1.3 Reflexiones post paro petrolero
El paro petrolero suscitó una serie de reflexiones pretendidas a evitar que una situación similar volviese a suceder. Entre esas reflexiones, vale la pena mencionar las que más incidieron en la creación de CENDITEL, a saber: el fracaso práctico de la Universidad venezolana, el rol que jugó el software libre en la restauración de las operaciones de la paralizada industria petrolera y las revelaciones que algunos tuvimos acerca de la relación entre el dominio de la tecnología y el ejercicio de nuestra soberanía.
1.3.1 El fracaso "práctico" de la universidad venezolana
Nuestra actual ley de universidades invoca en sus artículos fundamentales a una “comunidad intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre”. Las define al servicio de la nación y claramente les adjudica responsabilidad en el esclarecimiento de los problemas nacionales. También invoca al espíritu de democracia, justicia social y solidaridad humana.
Desde ya hace algún tiempo, cada vez que repaso estos artículos me invade una sensación de fracaso y reincidencia. ¿Acaso el discurso de estos tiempos socialistas no invoca la verdad, la nación, la responsabilidad en los problemas nacionales, la difusión del saber, el desarrollo y el progreso, la democracia, la justicia social, la solidaridad humana?
Cuando cotejamos estos presuntos valores fundacionales, convertidos en lugares comunes, nos fue evidente el fracaso de la Universidad venezolana en el cultivo de su misión. Los paristas quienes, como ya indiqué, eran en su mayoría los mejores egresados de la Universidad venezolana, no supieron reconocer las consecuencias de sus acciones. Nos invadió la sensación de que la Universidad, en el mejor de los casos, enseñaba a instrumentar bien, es decir, a organizar medios para acometer algún fin, pero no enseñaba a criticar o a cuestionar el fin, ni siquiera a distinguirlo.
En rigor a la verdad, este fracaso no es particular de este país; también lo es allende.
1.3.2 El software libre
A pesar de la negativa de las universidades venezolanas y demás instituciones involucradas para ayudar a la reactivación de la producción petrolera, final y oportunamente el paro fue derrotado. En todos los rubros involucrados a la producción petrolera acudieron fuerzas técnicas, políticas y éticas, la mayoría de ellas venezolana, en defensa de la principal empresa estatal.
Aunque hay un cúmulo considerable de razones que explican el porqué se sobrevivió al paro petrolero, una muy importante para esta institución fue la existencia en el país de una cultura en torno al software libre.
Se notó que las personas relacionadas a la informática que ayudaron a derrotar el paro tenían vínculos con este mundo. Cuando cesó el paro y se dio un proceso de reflexión, algunos observaron que en el mundo del software libre se planteaban esquemas de trabajo productivo, inéditos al venezolano común, basados en la cooperación fraternal, desmarcados de la imagen centrada a un solo patrón o emprendedor, con muchos mayores márgenes de creatividad, con mejores posibilidades de enseñanza y deslindadas de los poderes corporativos.
1.3.3 La tecnología y la soberanía
Es referida como la gran lección del paro petrolero nuestra enorme dependencia de tecnología foránea. El paro representó una oportunidad para aprehender que la cultura venezolana no es plenamente soberana. ¿Qué significa una cultura soberana? pues que seamos nosotros, y no otros, quienes decidamos nuestro destino.
Creo que la sensación de falta de soberanía y de que ésta atañe a la tecnología fue el principal sentimiento que propició la creación de CENDITEL. El paro petrolero no sólo nos retrocedió 200 años en estilo de vida, sino que nos expuso a grandes riesgos que no estoy seguro de que aún hayamos visto. Los invito a formularse una pregunta simple aunque aterradora ¿qué hubiese sucedido si el paro hubiese durado más allá del tiempo de almacenamiento y consumo de nuestros alimentos y reservas monetarias para la exportación? Algunas de las posibles respuestas son terribles: guerra y hambruna, entre otras cosas. De cierta manera nuestro país fue asediado y sitiado.
Cuando pensábamos en una nueva institución, sentíamos que las existentes, las universidades y otros centros de investigación, no eran la respuesta para ganar esa soberanía de una manera que evitase las injusticias que la tecnología ha propiciado en el resto de los predios.
1.4 Las preguntas incómodas
Aunque el paro petrolero haya forzado a muchos a repensar la instituciones de hechura de tecnología, quedan pendientes algunas preguntas, cuales juzgo podrán ser incómodas y que enumeraré a continuación:
- ¿Son los más de 15.000 ex-empleados petroleros culpables o responsables de lo acaecido? ¿Merecieron realmente ser despedidos?
- ¿Cuáles fueron las circunstancias que los condujeron a sumarse al paro?
- ¿Estaban realmente conscientes de las consecuencias de sus actos? ¿Tenían la capacidad de distinguir que sus acciones acarrearían daños cuantiosos al país?
- ¿No podrían ser los ex-empleados una suerte de autores materiales y otros los intelectuales? Si así es, ¿quiénes son los verdaderos culpables?
2 La concepción de CENDITEL
A partir del 2004 diversos actores en el país iniciaron un proceso de reflexión en torno a las experiencias vividas. Se evaluaron las instituciones tecnológicas y universitarias y ante la sensación de que algunas cosas faltaban, de que otras se hacían mal y de que ello había posibilitado la formación de un empleado tecnócrata, capaz de paralizar a un país entero, muchos nos preguntamos ¿cómo formar a un nuevo tecnólogo? ¿cuál debe ser su estilo de trabajo? ¿cómo se pueden reconocer proyectos pertinentes para el país? ¿cuál es la influencia de la tecnología en los sucesos políticos?.
Vale resaltar que estos procesos no sólo se dieron aquí en Mérida, sino también en otras partes del país. La propia industria petrolera se dio a esa tarea, así como otras de alto interés para la economía nacional: generación eléctrica, siderúrgicas y demás industrias. Inclusive, en las propias universidades aparecieron algunos intentos. Estos procesos dieron pie a nuevas instituciones vinculadas a la educación, investigación y hechura tecnología, entre las cuales se encuentra CENDITEL.
2.1 Idea, actitud, institución
Estoy seguro de que la mayoría de los presentes conocen el documento “Sentido de CENDITEL”. Necesito repasarlo porque creo que aquí, desde sus propios inicios, ocurrieron malas interpretaciones.
Decimos que el ideal de CENDITEL se funda en torno a dos ideas:
- El conocimiento es un bien público, que no es privatizable ni mercantilizable.
- La tecnología no es neutra, todo lo contrario, ella modela nuestra vidas y nos define como seres humanos.
En CENDITEL estas dos ideas conformarían una suerte de principios inviolables.
Permítaseme introducir la siguiente pregunta, cual quizá a la luz de este contexto algunos la consideren trivial: ¿cuál fue el sentido de CENDITEL?.
En CENDITEL forjamos una actitud consecuente de comulgar con las dos ideas anteriores. La actitud se traduce en el cuestionamiento permanente de nuestra acción ante el hecho tecnológico y la consciencia de que este hecho, aunque condiciona y restringe nuestro decir, acción y ser, no nos determinará siempre y cuando logremos no olvidar la influencia ubicua del hecho tecnológico.
CENDITEL será alguna vez también institución. Aquí, creo yo, es donde fuimos más chocantes y, muy especialmente, en donde hemos sido peor malinterpretados. Para muchos, el término “institución” evoca una infraestructura tangible. Para otros, alude una o varias costumbres. Después de todo, para hacer algo se requieren medios, y éstos tienen una buena parte en infraestructura. Del mismo modo, para ser coherentes en una práctica se requieren costumbres. Pero estos aspectos por sí solos no hacen a una institución. Muy simplemente hablando, una institución es una cultura de manejo o hechura de un bien colectivo. Cuando se da, confluyen hábitos y costumbres en torno a la búsqueda y perfeccionamiento de ese bien colectivo, el cual, para que merezca su denominación de bien, debe ser apreciado y recibido por la sociedad.
De nuevo pregunto ¿cuál es el bien que CENDITEL entrega a la sociedad venezolana?
2.2 Los procesos de CENDITEL
Muchas instituciones tecnológicas tradicionales, venezolanas y de otras artes, laboran sincronizando tres procesos: investigación, desarrollo y gerencia. Renombramos a estos procesos “esferas”, pero sentíamos que no eran suficientes, que no abarcaban la dimensión que se requería para aprehender las dos ideas de CENDITEL, para velar por el forjado de su actitud y así alguna vez deparar en la institución. Se concibió pues una cuarta esfera, la cual brindaría al proyecto la perspectiva necesaria para mirar lo que los procesos tradicionales no ven. Se llamó a esta esfera: reflexión.
El llamado proceso de gerencia se redefinió como de “gestión” o “apropiación”. Aún me sigue latiendo una sensación de decoración en este sutil cambio de término, máxime cuando desde el inicio de operaciones de la institución prontamente nos percatamos de la presencia de una esfera inesperada, negligencia de nuestra parte, cual es la administración, esfera sin la cual sería muy difícil operar.
El nombre de la institución tiene un cambio de orden de sustantivos, el cual sigo creyendo que expresa mucho un contraste ideal con las instituciones tradicionales. En CENDITEL se comenzaría a desarrollar de primero y se investigaría después, en la medida en que aparezcan los desafíos. De allí pues que sea un centro de desarrollo e investigación, y no de investigación y de desarrollo.
3 La crisis de CENDITEL
Ahora que he planteado las principales ideas y motivaciones que propiciaron la creación de CENDITEL, deseo rememorar la crisis institucional que vivimos durante finales del año 2009 y parte del 2010.
No es mi pretensión dar una cuenta historiológica de los diversos y, algunas veces incómodos, sucesos que conformaron aquel conflicto. Estoy plenamente consciente de que habrán discrepancias y de que seguro aún tengo detractores. También estoy consciente de que cometí equívocos, tanto en mi actuar durante aquellos tiempos, como probablemente en los comentarios acerca de aquellos hechos que les ofreceré a continuación.
Es propicio este momento para expresar que no albergo ningún mal sentimiento por lo acaecido. Más bien al contrario; me siento agradecido por las enseñanzas que aquella crisis legó a mi cosmovisión y, más concretamente, por los enriquecimientos que anhelo todos como institución hayamos tenido y que se traducen en oportunidades de aprendizaje inéditas, incluyendo a los detractores, las cuales aún son muy vigentes y pertinentes.
¿Qué motivó aquella crisis? Mi propuesta de respuesta es que se reprodujeron, con un calco asombroso, la mayoría de las condiciones que motivaron a los ex-empleados de PDVSA a paralizar el país. ¿Estoy exagerando? Permítanme señalar algunos parecidos.
Al igual que con la industria petrolera en el año 2002, en CENDITEL hubo un cambio de poder; una defenestración. Al igual que en PDVSA, el defenestrado y sus más íntimos allegados, además de que no superaron la amargura de haberse aferrado al poder y haberlo perdido, sintieron, como la cúpula de PDVSA, erradamente, que sus intereses individuales directos estaban siendo severamente amenazados. Como en PDVSA, en lugar de ver a sucesores, que siempre son interinos, como amigos que compartían el interés y bien de la institución, los vieron como sus antagonistas.
Al igual que en PDVSA, estos empleados decidieron, a falta de mejor palabra, “insubordinarse”, que no es lo mismo que rebelarse, y apelar a lugares comunes, por ejemplos, democracia, fraternidad, direccionalidad política, espacio, entre otros clichés, para enmascarar una serie de acusaciones que al final se tornaron en infamias y calumnias. Jamás, y taxativamente insisto en este adverbio, jamás, lograron sustentar sus argumentos, ni siquiera aproximarse un poco.
Al igual que los paristas de PDVSA, estos empleados proclamaban el dialogo fraterno, pero nunca se sentaron realmente a dialogar y quienquiera que los cuestionase devenía un objeto de su calumnia o de su burla. También, al igual que los paristas, este grupo se valió de un medio de comunicación para sembrar en las miradas externas la ilusión de que sus demandas tenían fundamento, además de usarlo como mecanismo de coacción para solicitar un conjunto de demandas que aún hoy no estoy seguro de que hayan sido aclaradas.
Hay muchas más reminiscencias entre la crisis de CENDITEL, el paro petrolero y otras situaciones enfermizas de la institucionalidad venezolana. Espero que con esta lista ya hayan captado el parecido.
Ahora deseo resaltar por separado otras similitudes que atañen a las consecuencias finales que la crisis tuvo sobre los activistas:
- La cesantía de la institución de la mayoría de ellos
- El desamparo del que fueron blanco por parte de sus principales líderes y,
- La impunidad de estos últimos -los líderes- en asumir la responsabilidad por las consecuencias de los sucesos.
En cierta forma, sin desmedro de su responsabilidad, cual yo creo la mayoría ha asumido, casi todos los activistas de esta crisis depararon siendo víctimas de unos poquísimos dirigentes que antepusieron sus intereses y sentimientos personales, a los intereses de la institución y de las personas sobre las cuales ejercían su ascendencia. Símil asombroso con los dirigentes del paro petrolero que hoy en día campean por otras partes del mundo sin el más mínimo lamento por la tragedia personal que significó para cada empleado su despido.
Por supuesto, hay algunas diferencias entre la crisis que he referido y el paro petrolero. Primero, las escalas en la cantidades de empleados y pérdidas ocasionadas. Segundo, los insubordinados siempre fueron una minoría. Tercero, el grupo detractor propugnaba militancia socialista. Cuarto, la solución de la crisis emergió desde lo interno de la institución, por la reacción ética de resistencia de la mayoría de los trabajadores, quienes encararon inteligentemente a los empleados motores de la crisis. Todo eso sin apelación a entes o fuerzas externas.
Es oportuno un inciso para comentarles que durante la crisis de hace dos años, como humano que soy, a pesar de las posibles apariencias, algunas veces sentí angustia, desasosiego, tristeza y hasta zozobra. A este tenor, quiero expresarles mi más profunda gratitud por todos los apoyos recibidos, especialmente por una clase de amparo que me brinda una enorme esperanza con el destino de esta institución, el apoyo espiritual que ustedes me brindaron.
Finalmente, otra diferencia notable con el paro petrolero es el sentimiento de que los detractores tenían una parte de la razón. Tal como más adelante les plantearé, pensaría yo, sin que ellos realmente lo supiesen, por causas desacertadas, y definitivamente del modo erróneo y con los medios equivocados, siempre le encontré un poco de fundamento a las acusaciones de instrumentalismo y de no estar ganados a la reflexión, así como en la solicitud de revisión de la institución.
3.1 Cuestionamientos y posibles errores
¿Qué fue lo que propició la crisis de hace dos años? ¿Se cometieron errores? ¿Cuáles fueron? ¿Cuáles son las condiciones que posibilitan crisis de estos estilos?
Lamentablemente, no es asunto de evasiva, tampoco necesariamente de incapacidad, no puedo, y tampoco creo que deba, intentar dar cuenta de respuesta a estas preguntas. Se las dejo para vuestra meditación, pues ahora no sólo es materia más de ustedes que mía, sino que, como lo veo, es una magnífica oportunidad para encontrarle sentido a la existencia de esta institución.
Así las cosas, voy a plantear algunos aspectos que considero fueron errores. Apartada de su eventual refutabilidad no es mucho, pero al menos, en caso de que sean ciertos, su aprensión podría ayudaros a no reincidir en ellos.
3.2 La selección inicial
Un primer descuido fue una falta de humildad y responsabilidad por parte de los redactores del proyecto, en los modos que encontramos para acometer su fundación y puesta en marcha. Por aludir un ejemplo sencillo, esa soberbia nos condujo a ser algo laxos en los procesos iniciales de selección de personal. Sin embargo, no veo esto como un descuido fundamental; evitarlo probablemente habría mitigado algo de intensidad en la crisis, pero no creo que en última instancia la hubiese prevenido.
3.3 El lenguaje
Algo que sí diría yo fue un equívoco severo, aunque que para el momento era difícil saberlo, consistió en propiciar un nuevo lenguaje sin acción, sin discusión del significado. Con el fin de hacerme entender, rememoraré las siguientes palabras emblemáticas: heterarquía, instrumentalismo, neutralidad y reflexión.
Algo que definitivamente nos define como humanos es el lenguaje. Es el lenguaje lo que nos brinda la ilusión del futuro, lo que posibilita aquello que diversas religiones llaman fe, y que en definitiva nos permite emprender en colectivo. En este sentido, me parece perfectamente válido abolir el empleo de algunas palabras, modificar su uso con el propósito de transformar su significado e inventar otras nuevas. Prácticamente todo los que nos define como cultura, entre otras cosas aquello que llamamos tecnología, fue en un inicio tan solo y nada más que palabra.
Ahora bien, creo que para que la palabra engendre y produzca es necesario que le suceda la acción. Las cosas, para poder mentarlas como tal, deben ir más allá de la mera palabra; deben haber acciones que las caractericen y le brinden correspondencia. A las acciones deben sucederles producciones que llamamos bienes, algunos de ellos concretos y tangibles.
Hablábamos de heterarquía, pero no definíamos qué era eso, ni siquiera hacíamos el intento de discutirlo.
Nos cuidábamos muchísimo de no ser instrumentalistas, pero ¿definimos alguna vez en qué consiste serlo? Peor que eso, algunos llegaron a renegar la instrumentación, sin la cual no hay acción organizada y que es indispensable para hacer institución.
La neutralidad de la tecnología. Construir un corpus que explique por qué no conviene decir que la tecnología es neutra era y aún es una tarea pendiente en esta institución. Nunca me fue una sorpresa, pues en mi juventud estudié un poco la no tan ficticia idea del neolenguaje orwelliano, que los principales medios de distorsión del lenguaje se basaron en la tecnología; entiéndase, el correo electrónico y lo que connotamos como “World wide web”. La tecnología no es neutra, pero fijense lo fácil que es olvidarlo.
Ultimadamente, y aquí siento la principal paradoja del proyecto, ¿quién habría de imaginarse que la cuarta esfera, la de reflexión, sólo quedaría como un término para justificar el conflicto, la improducción y la destrucción?
Hacia el final, la retórica fue lo que dominó el discurso, que no el dialogo. La palabra perdió su sentido de comunicación y devino instrumento de disuasión y persuasión. Por si acaso, déjenme puntualizar que disuadir o persuadir no es lo mismo que convencer.
3.4 La falsa institución
Otra falla, creo también de índole inconsciente, fue el asumir que CENDITEL institución, al menos en lo que atañe a sus miembros nominales, ya estaba constituida. CENDITEL institución no es otra cosa que instituir en la sociedad venezolana la actitud consecuente de sus dos ideas matrices: el conocimiento como bien público y la no neutralidad de la tecnología. Cuando se decía que la institución estaba destinada a desaparecer se quería decir que si estas dos ideas fuesen parte de la matriz social, entonces CENDITEL como centro llegaría a ser innecesario.
Dadas las condiciones culturales de la sociedad occidental, creo que este fin, cual respondería en última instancia por el sentido de CENDITEL, no se logra en corto tiempo. Al contrario, probablemente CENDITEL institución lleve generaciones construirla. Creo, pues, que fue errado asumir que la institución ya existía sin siquiera haberle entregado a la sociedad un primer bien de transcendencia.
La misión de CENDITEL consiste, precisamente, en instituir la actitud; en hacer que las dos ideas se incorporen a la mente inconsciente.
3.5 La mala concepción del poder
La siguiente falencia fue el asociar el conflicto con la concepción del poder y acción política. El conflicto es una alternativa más, no deseable, a evitar, entre los posibles estilos de ejercicio político.
Hay muchas otras maneras de hacer política que no apelan al conflicto. Hay muchos modos de conflicto que no apelan a la destrucción. En casi todos los ámbitos de la vida, incluida la política, cuando se plantea un conflicto no solo es conveniente proyectar un objetivo, sino también una salida, especialmente si se descubre la posibilidad de que el objetivo no se puede cumplir.
No me siento en suficiente capacidad de comentar el por qué de esta manera de interpretar el poder. Sospecho que algunos encuentran en el conflicto un medio para hacer revolución. Si así es, yo diría más bien que sería al revés. En términos revolucionarios el conflicto, cuando ocurre, es consecuente a la revolución, no antecesor. Siempre dijimos que CENDITEL era una institución revolucionaria, pero no porque ésta se haya fundado durante un proceso político tildado con el mismo término, sino porque como proyecto tiene la pretensión de transformar el “status quo” en las maneras de hacer tecnología.
3.6 El proselitismo
El último de los yerros que juzgo menester comentar fue el uso de la institución con interés proselitista. Que cualquiera de nosotros intente convencer al prójimo sobre la verdad de su causa política me parece normal y, siempre y cuando se haga en cánones de respeto y de reconocimiento hacia la postura del otro, yo diría que es bastante sano. También es importante concienciar que las institucionalidad pública se encuentra acosada por matrices mediáticas y que a ese tenor las instituciones públicas deben ser defendidas. Pero eso es muy distinto a pretender usar recursos institucionales, de propiedad pública, para promover actividades que son reservadas a los partidos políticos, que son también instituciones, pero con otros fines.
En este punto, sin embargo, debo decirles que no estoy seguro de que esta sea la manera idónea de enunciar este error. Desde otras perspectivas, las cuales lamentablemente no tengo medios de comprobar, me embarga la impresión de que el proselitismo fue el instrumento de unos pocos para poder hacer uso individual de la institución.
4 El porvenir de CENDITEL: la reflexión
Es momento de retomar la pregunta que vengo planteándoles desde el principio: ¿cuál es el bien que CENDITEL entrega a la sociedad venezolana?
Respecto a crisis como las del paro petrolero y la nuestra de hace dos años podemos indagar lo ocurrido y con ello ganar capacidad para contar la historia. Pero con esto sólo habremos respondido el qué sucedió, lo cual, si bien es un conocimiento muy valioso, es aún insuficiente.
Quizá el gran error, incluida la concepción de CENDITEL, es el llevar a cabo proyectos destinados a evitar repetir malas historias sin haber entendido el por qué de su ocurrencia. Lamentablemente, en la mayoría de estos casos, estos proyectos me recuerdan la imagen de un arquero ciego a quien se le pide lanzar la flecha sin indicarle dónde se encuentra el blanco. ¿Por qué? Podemos determinar el qué sucedió, pero antes de proyectar cómo evitar o prevenir que lo no deseado vuelva a suceder, debemos responder por qué sucedió. Y en esta pregunta fallamos quienes redactamos el proyecto de CENDITEL. Jamás respondimos por qué ocurrió el paro petrolero. En este sentido, los fundadores de CENDITEL arrancamos cometiendo uno de los principales pecados sobre los cuales luego se tejieron unos cuantos complejos: el de ser instrumentalistas.
A estas alturas de la historia institucional venezolana, puedo señalar que crisis como las del paro petrolero y las que vivimos hace dos años no son en lo más mínimo inéditas. Todo lo contrario, más bien se han vuelto muy comunes. Los secuestros de la normalidad institucional que diversos grupúsculos, cada uno a su modo pero esencialmente por lo mismo, hacen de la Universidad venezolana, y la crisis que exactamente en estos momentos estamos padeciendo con el manejo de los desechos citadinos, son ejemplos, con algunas diferencias de forma, del mismo problema. Así que muy bien cabe preguntarse: ¿acaso las razones y las causas no serán las mismas? y entonces, ¿por qué no indagar qué es lo común de estas crisis?, ¿por qué ocurren? ¿por qué nos abocamos a pretender evitarlas sin llegar a responder estas preguntas?
Puesto que la crisis de CENDITEL fue motorizada por personas dichas adeptas al socialismo, es ineludible pensar que una situación como la del paro petrolero también puede llegar a darse en nombre del socialismo. Por eso sugiero humildad. Y por si acaso, para que no se me atribuya neutralidad, que es otro de los complejos que aquí nos formamos, permítanme aclarar que si bien tienen enormes parecidos en forma y consecuencia, neutralidad o indiferencia no son lo mismo que ignorancia o indolencia.
Si las razones y causas de las crisis son las mismas, entonces no sólo estoy convencido de que vale la pena indagarlas, sino que, precisamente, allí es donde se puede hallar el sentido de CENDITEL.
CENDITEL se concibió para oponerse a la manera tradicional de hacer tecnología, aquella a la que le endilgamos tecnocracia. Pero esto de ninguna forma quiere decir no hacer tecnología. Por eso las dos ideas matrices, por eso la actitud y por eso la pretensión de instituir una cultura amorosa de hacer tecnología. Por eso nos obstinamos en el cuarto proceso, en la reflexión, pues esa sería la diferencia esencial con la institución tradicional.
A pesar de que la esfera de la reflexión aún no tiene sentido, eso no quiere decir que no se le pueda construir. Además de que no hacerlo nos acerca a resignar a ser una institución tecnócrata más.
Piénsenlo bien, ¿qué pueden devenir sin la reflexión y las preguntas asociadas? Quizá lleguen a producir tecnologías importantes, pero no irán más allá de ser una vulgar institución tecnológica. Quizá alguno de ustedes alcance el prestigio y la celebridad, lo que de ninguna forma debería de ser la razón para querer pertenecer a CENDITEL. A lo mejor muchos de ustedes vivirán bien y serán felices individualmente, así como también otros buscarán derroteros allende. Pero lo esencial del proyecto, que es trascender la tecnología tradicional, no se logrará bajo los mismos fundamentos tradicionales.
¿Cómo podría rescatarse la esfera de reflexión?
El que algunos tengan la sensación, con cierta razón, de que ese proceso no aclarado de reflexión haya incidido en la crisis no es razón para descartar su descifrado y, sobre todo, para ignorar la potencialidad de ese esclarecimiento en encontrar nuevas maneras de hacer tecnología.
Pienso que es justamente al revés. Puesto que nuestra crisis fue una más entre todas las que vive nuestra sociedad, saber explicarla no sólo constituiría un aporte de investigación; no sólo sería una fuente de hallazgos para brindarle luces a la institucionalidad venezolana, sino que creo sería una forma directa y a la vez pertinente de acometer la pretensión de CENDITEL como institución.
Esta reflexión ha tratado de dar cuenta, de seguro con equívocos, de qué fue lo que ocurrió. Pero la pregunta de reflexión, que va más allá de una investigación vulgar, es responder el por qué ocurrió. Tienen ustedes en esta institución condiciones para llevar a cabo esa investigación que no las tiene cualquier otro, pues en este proyecto gozan más oportunidad de concienciar, como siempre ocurre pero muchos ignoran, que jamás dejaremos de ser parte del laboratorio de investigación.
¿Cuál es el bien que CENDITEL le entregaría a la nación venezolana? Sigo pensando en que sería una manera amorosa de hacer tecnología. No sé cuál ni cómo sería esa manera, pero sí sé que perseguirla es lo que soñamos muchos de los que participamos en el diseño de CENDITEL. Y por eso, torpe, pero pertinentemente, con la mejor de las intenciones, fue que concebimos la esfera de la reflexión. Así que diría que es en la esfera de la reflexión y, entre otras tareas, lograr explicar la crisis que vivimos hace dos años, donde podríamos encontrar ese nuevo modo tecnológico.
¿Qué le depara el porvenir a CENDITEL? No lo sabemos, pero podemos pretenderlo, buscar y encontrar las condiciones para engendrarlo: por eso creo urgente retomar la reflexión y con ella al lenguaje. Creo haber mostrado algunos peligros con el lenguaje. Insinué que el porvenir es una ilusión del lenguaje, pero también que éste engendra. Por esa razón culminaré estas líneas citando los versos de inicio del Evangelio según Juan; versos que creo manifiestan la humildad del lenguaje, además de recordar que en la humildad se encuentra la grandeza; cito:
En el principio era la Palabra,
y la Palabra estaba ante Dios,
y la Palabra era Dios.
Ella estaba ante Dios en el principio.
Por Ella se hizo todo,
y nada llegó a ser sin Ella.
Lo que fue hecho tenía vida en Ella,
y para los hombres la Vida era Luz.
La Luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la recibieron.
This document was translated from LATEX by HEVEA.
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