sábado, 24 de noviembre de 2012

Un testimonio del paro petrolero

Un testimonio del paro petrolero

Un testimonio del paro petrolero

Leandro Rabindranath León

En Venezuela, entre diciembre de 2002 y enero de 2003, se llevó a cabo una agresión brutal contra el pueblo venezolano, mediáticamente reseñada como el “paro petrolero”, y que detuvo la principal y abrumadoramente dominante fuente de ingresos económicos de la nación venezolana: la producción petrolera.

En defensa, el gobierno logró reunir las fuerzas técnicas, políticas y, especialmente, éticas, para salvar a su pueblo de un golpe de estado que con absoluto desparpajo hubiese entregado las riquezas de la nación a los intereses de la oligarquía venezolana y extranjera, en desprecio de la voluntad popular demostrada en procesos democráticos previos y corroborada en otros tantos posteriores.

Una parte del paro petrolero consistió en sabotear los procesos tecnológicos de producción y administración de Petróleos de Venezuela (PDVSA). Lo que sigue es una reseña contextual, parcial y testimonial de estos sabotajes, destinada a mostrar la importancia que tiene el que una cultura ejerza por sí misma su soberanía en el ámbito tecnológico.

1  Paro

El 2 de diciembre de 2002 la oposición venezolana convocó a un “paro cívico” destinado a derrocar al gobierno democráticamente elegido de Hugo Chávez. Dos días después, siendo cotidianamente patente el desacato a la convocatoria por parte de los principales sectores comerciales populares, se explicitó el trasfondo de poder de la acción política: paralizar la industria petrolera y con ella la economía venezolana, muy dependiente de la producción petrolera. Ese día, el 4 de diciembre, el barco tanquero de PDVSA “Pilín León”1 fue fondeado en el canal de navegación del lago de Maracaibo, obstaculizando e impidiendo el tránsito de otros tanqueros.

Debido a sus características físico-químicas, el petróleo emanante de los pozos y circulante por oleoductos, debe estar en permanente movimiento. Cuando no es así se comprometen las condiciones que permiten la extracción (pérdida de presión, solidificación, etc), lo que podría paralizar la extracción del pozo y acarrear un trabajo de reparación cuyos costes se podrían equiparar con la primera perforación. Del mismo modo, el petróleo solidificado tapona los oleoductos, lo que conlleva también reparaciones de altos costes. Puesto que el petróleo es un rubro muy demandado, casi toda empresa petrolera no tiene gran inconveniente en mantener un flujo mínimo constante en sus pozos de extracción y oleoductos de trasportación. Aún así, no sólo con la finalidad de poder satisfacer la demanda o de preservar o aumentar sus ganancias, sino de mantener el flujo mínimo, las empresas petroleras destinan tanques especiales de almacenamiento en los puntos terminales de sus redes de producción; la mayoría de éstos ubicados en puertos marítimos desde los cuales los compradores cargan el petróleo comprado a barcos tanqueros de transporte.

El contexto anterior nos permite aprehender por qué el fondeo del “Pilín León” constituyó desde el inicio una acción muy clara de sabotaje, pues obstaculizar la entrada y salida de tanqueros amenaza con interrumpir completamente el flujo petrolero; interrupción supeditada al tiempo de desborde de los tanques de almacenamiento. Comprendido esto, quedó revelado que la intencionalidad del paro no era meramente cívica en un sentido moral costumbrista, sino que se trataba de derrocar a un gobierno.

A la acción del fondeo se le aunó la decisión, probablemente manipulada, pero oficialmente voluntaria, de aproximadamente 15.000 empleados, en su mayoría pertenecientes a la nómina técnica y administrativa de PDVSA, de sumarse al “paro cívico”.

Las consecuencias del paro no se hicieron esperar. Al cabo de semana y media2 la mayor parte del territorio venezolano estaba desabastecido de gasolina, lo que causó la paralización del sistema de transporte, de todas las cadenas de suministros y de la mayor parte del sistema productivo venezolano, especialmente, el alimentario.

No es exageración decir que aquel paro retrocedió al país en más de 200 años de época. Algunos privilegiados por su condición física y económica apelaron a la bicicleta como medio de transporte y el resto a sus pies. Otros tantos tuvieron que apelar a la leña como combustible para la cocina. En resumen, el país estaba prácticamente paralizado y durante aproximadamente dos meses 30 millones de personas vivieron en angustia y zozobra, sin saber ni comprender exactamente qué iba a ocurrir.

A pesar del “logro” parcial en efecto del llamado “paro cívico”, el gobierno no cedió y, el 21 de diciembre logró “desfondear” el tanquero, conducirlo a puerto seguro y reanudar el trasporte de petróleo hacia las refinerías. Fue aquella la primera señal clara del derrotero del conflicto, la cual desencadenó otra serie de sabotajes con la misma pretensión: derrocar al presidente, pero ya para entonces con patente ignorancia hacia la población venezolana que padecía las miserias de la paralización de su país.

2  Sabotaje

En la noche temprana del 21 de diciembre, día del desfondéo, se hicieron patentes una serie de sabotajes, yendo desde los más simples y logísticos, pasando por los mecánicos y eléctricos, hasta finalmente deparar en un tipo más complejo e inédito para el tiempo y latitud: el cibernético.

Los sabotajes logísticos se enfrentaron con el apoyo logístico y de vigilancia del conjunto de las fuerzas armadas y otras instituciones civiles.

Los sabotajes mecánicos y eléctricos también se contrarrestaron con el apoyo de vigilancia de la fuerza armada, más la pericia y profesionalismo de empleados y personal jubilado de PDVSA que no se habían sumado al paro o que no aceptaban la paralización del país. Por su índole territorial y concreta, es decir, constituida de dispositivos, tuberías, cables, etcétera, que son visibles y tangibles, una vez reparados los sabotajes mecánicos o eléctricos, bastaba con la vigilancia y supervisión para mantener asegurada la producción.

3  Guerra cibernética

En la última línea de sabotaje, el cibernético, el asunto fue mucho más delicado y complejo. Por dos razones esenciales, que quizá no sean directamente asibles:

  1. Puesto que el territorio de sabotaje es virtual, éste es invisible e intangible a quien es ajeno a la computación y a sus subáreas. El campo de batalla cibernético se circunscribe a redes de computadores -entre ellas INTERNET- y diversos sistemas operativos y programas especiales. Quizá en un futuro la historia reseñe el paro petrolero como una de las primeras experiencias de “guerra cibernética”.
  2. Durante gobiernos previos al actual de Hugo Chávez, el músculo ingenieril de PDVSA en el área informática había sido privatizado y reducido a la figura de una compañía privada llamada INTESA. La mayoría abrumadora de sus empleados se habían sumado al paro. Consecuentemente, era en esta área donde más se adolecía de falta de personal especializado.

    Hubo trabajadores de INTESA que se negaron a acatar el paro, pero su cantidad en personal y en especialidad informática no era suficiente para recuperarse de los sabotajes ni para defenderse contra los sucesivos.

3.1  Sistemas de apoyo administrativo y de producción

Del mismo modo en que gran parte de nuestra forma de vida cotidiana se sustenta sobre sistemas computacionales, la administración como empresa de PDVSA y, más importante, la producción de petróleo, también se sustenta sobre muy sofisticados sistemas computacionales.

La primera forma de sabotaje cibernético estribó en detener los sistemas, los cuales fueron reactivados sin problema por el reducido personal restante que no se había sumado al paro.

El siguiente tipo de sabotaje consistió en desconfigurar los sistemas, especialmente los sistemas SCADA (supervisory control and data acquisition) de muy larga escala y esenciales para el control de la producción. La mayoría de los sistemas representan su estado computacional en una serie de archivos (ficheros) virtuales, con una nomenclatura particular reservada a los conocedores y expertos en el sistema específico. Por esta razón, este tipo de sabotaje era más difícil de reparar, pues requería de mayor especialización. A pesar de ello, durante una semana estos sistemas se lograban reactivar parcialmente hasta que de nuevo eran desconfigurados mediante intervención remota. Después, los atacantes lograron borrar completamente configuraciones enteras de sistemas; pero los trabajadores leales al gobierno mediante una combinación de suerte, prudencia y pericia, copiaron la mayoría de las configuraciones y así consiguieron intermitentemente contrarrestar estos sabotajes. A cada ataque, la contramedida era restaurar la configuración borrada.

En esta categoría de sabotaje el paso siguiente era borrar los sistemas -no sólo su configuración-, lo cual, para los sistemas más esenciales y de más alta escala jamás ocurrió. Este tipo de ataque hubiese sido bastante artero y efectivo. Se hubiesen requerido como mínimo optimista cuatro meses para reactivar los sistemas de producción. ¿Por qué no ocurrió? Aunque habría que indagar mejor en el otro bando para obtener una respuesta concluyente, parecen claras dos razones. La primera es que el lado golpista pretendía regresar y tomar el control de la producción. Si hubiesen borrado los sistemas, entonces a ellos también les hubiese tomado mucho tiempo reactivarlos. La segunda, honor a eso que llaman beneficio de la duda, probable y afortunadamente en el otro lado no hubo la suficiente voluntad felona para emprender una acción que al ojo tecnócrata era claramente destructiva y criminal.

3.2  Sistemas operativos

A finales de diciembre se activó un nuevo tipo de ataque con un patrón muy similar al anterior, pero con la diferencia fundamental de que esta vez el blanco eran los sistemas operativos de los computadores.

Al igual que con los sistemas de apoyo ya mencionados, el primer tipo de ataque fue la desconfiguración. Luego provino el borrado de los archivos de desconfiguración. Finalmente, en esta categoría sí se dio el ataque de borrado total del sistema.

Aquí la suerte jugó a favor del gobierno en varios sentidos. En primer lugar, por ser tan especializada y particular al rubro, la automatización fue uno de los pocos campos que aún no habían sido absorbidos por el proceso de privatización de INTESA. Seguramente por eso es que el personal de automatización de PDVSA no fue tan fácilmente subordinado como lo fue el de INTESA. En segundo lugar, y fue este uno de los principales golpes de la suerte, había un computador desincorporado, apagado y desconectado, ergo, fuera del alcance remoto de los atacantes, que contenía el principal sistema operativo borrado del principal sistema SCADA. El profesionalismo y tino de un trabajador, justamente de los poquísimos de INTESA que habían permanecido leales, fue suficiente para recordar y ubicar esta máquina, encenderla y recuperar con seguridad la imagen borrada del sistema operativo. De este modo, este trabajador restauró los sistemas atacados.

Lamentablemente, todas las pericias y suma de voluntades no eran suficientes para mantener estables los sistemas y defenderlos de los ataques remotos.

3.3  Redes de computadoras

La última línea de ataque fue en el nivel de red, cuya administración y mantenimiento era competencia de INTESA.

Primordialmente, los ataques a los sistemas desde la red y los ataques contra la misma red se daban remotamente desde INTERNET. Empleados plegados al paro, ya nunca se sabrá con certitud desde donde, accedían remotamente mediante INTERNET y efectuaban sus ataques a los sistemas de apoyo y operativos ya mencionados.

En el ámbito de red no había suficiente personal leal que lograse contener los sabotajes. Por consiguiente, era muy difícil defenderse de estas intrusiones. Puesto que la red es un medio de los sistemas administrativos y de producción, no era posible meramente desconectar los cables, pues hacerlo inutilizaría los sistemas, pero dejarlos conectados les mantenía el acceso a los atacantes.

Aquí también intervino la suerte. Por razones de confiabilidad y la alta escala de los sistemas, en la zona occidental de PDVSA, para la época la más productora, el sector de automatización operaba en otra red, separada de la red de administración, que era nacional y alcanzaba los sistemas de automatización del resto del país. Esta separación permitió “desconectar los cables” entre la red de automatización de occidente y la red nacional de PDVSA. Con esta medida se redujeron sustancialmente los ataques en el sector occidental, pero aún persistían en los sistemas de producción central y oriental y en todos los sistemas administrativos que estaban conectados a la red nacional.

Para el 31 de diciembre, con la excepción intermitente de algunos sistemas SCADA de la región occidental, PDVSA estaba prácticamente paralizada. Desde sus más simples sistemas administrativos, pasando por los de control de acceso que abrían y bloqueaban puertas, hasta los sistemas que controlaban los ascensores (muchos edificios había que subirlos y bajarlos a pie).

Desde el mismo 22 de diciembre, para la recuperación de sus sistemas de apoyo, operativos y de la red, PDVSA había solicitado ayuda externa. Comenzó por pedírsela a los vendedores de los propios sistemas. Sólo los de los especializadísimos y costosísimos sistemas SCADA brindaron ayuda; probablemente porque se ubicaban en el extranjero y eran ajenos a la circunstancia sociopolítica que acaecía. Esta asistencia fue telefónica y en la mayoría de los casos efectiva pero efímera, pues desde el exterior remotamente se volvía a sabotear. Para el resto de los sistemas, las compañías transnacionales (Microsoft incluida) mediaban su asistencia a través de sus sucursales venezolanas, las cuales en su mayoría negaron o dilataron toda ayuda.

4  Rescate

Ante la negativa de las corporaciones fabricantes de los diversos sistemas computacionales de PDVSA, en su mayoría propietarias por licencia de uso, así como también por su insuficiente capacidad humana para mantenerlos operativos, especialmente los más críticos que eran vulnerables a ataques informáticos, PDVSA contactó a personal entre las universidades, algunas instituciones privadas de ingeniería y comunidades organizadas vinculadas al software libre.

Con la asistencia de estos grupos, el 2 de enero de 2003 se inició el “rescate” de los sistemas computacionales de PDVSA. Lo prioritario, antes que otra cosa, era detener los ataques remotos. Para ello, se instalaron programas especiales, “cortafuegos” (firewalls), detectores de intrusiones y cifradores de comunicaciones que contuvieron severamente los ataques remotos, sin llegar a detenerlos completamente.

Muy probablemente, este primer logro fue lo que llevó a la parte saboteadora, además de la vileza, a cometer su primer gran error táctico de batalla cibernética: los saboteadores borraron completamente las configuraciones de la red en todos los puntos de interconexión posibles; desde los puntos más alejados y sencillos en los campos petroleros, hasta los más centrales y críticos. Esta acción fue muy dañina porque imposibilitaba la operación de todos los sistemas que requerían conectividad; concretamente los SCADA, que son críticos para la producción. Pero fue un error táctico porque con eso los propios saboteadores se restringieron ellos mismos de continuar sus ataques.

Así, a inicios de enero, ya contando con ayuda externa, los expertos en redes, en lugar de dedicarse a reconfigurar una red ya existente, simplemente diseñaron una nueva red, con un esquema simple, de rápida puesta en marcha y con las precauciones suficientes para que no volviese a ser atacada. La red de automatización se reanudó en dos días y el principal sistema SCADA un día después. A pesar de ello, continuaron ataques de menor daño, pero esta vez, ya a sabiendas de que se operaba con una nueva red, fue fácil deducir que los ataques sólo podían ser internos; es decir, efectuados desde dentro de las instalaciones físicas.

El trabajo arduo y agotador reforzó la camaradería. Por eso, era inconcebible la posibilidad de que hubiesen infiltrados entre los trabajadores que no se sumaron al paro o los externos que acudieron en auxilio. Esta camaradería fue esencial para el rescate, pero también para revelar fácilmente como posible medio de acceso la presencia de “módems” conectados a computadores parte de los sistemas3. Se diseñó y desplegó, entonces, una operación automatizada que llamó a todos los teléfonos de PDVSA en búsqueda de módems. La operación tomó un día completo pero detectó efectivamente los números de teléfono a los cuales respondía un módem. Con esta información se procedió a su desconexión. Se comenzó otro plan para detectar módems inalámbricos -tarea más compleja-, pero fue suspendido luego de dos días ininterrumpidos de ataques después de haber desconectado los módems que habían dejado los atacantes.

Lo demás, como se dice en Venezuela, fue tiempo y carpintería. A partir del 8 de enero PDVSA ya estaba operativa en la parte de producción en occidente. Las enseñanzas se intercambiaron con otras zonas y ya a mediados de enero toda PDVSA estaba operativa en su rubro crítico: la producción.

5  Reflexiones

Durante los meses del paro se jugó la suerte del pueblo venezolano. Aunque hay muchas cosas para meditar en lo que a la cultura se refiere, este opúsculo solo invita a reflexionar dos de ellas: el ejercicio de soberanía, que es un mínimo necesario para que a una cultura se le llame como tal, y el hecho, que no debe pasar desapercibido, de que 15.000 empleados no sólo decidieron incumplir sus obligaciones contractuales, sino que éticamente no lograron percatarse de que estaban causando un daño a todo el colectivo nacional.

5.1  El software libre

Hubo un rasgo común y notable en las personas externas que ayudaron y colaboraron con el rescate de PDVSA: de una manera u otra, estas personas abrumadoramente tenían vínculos con el software libre.

Y es que no podía ser de otra forma, pues desde los años 80, época del frenesí neoliberal, en los programas de estudios vinculados a la ingeniería de la Universidad venezolana se ha anquilosado la perniciosa idea de que el conocimiento es una suerte de bien privatizable. Como no hay espacio -ni tampoco es el propósito- para explicar bien en qué consiste el software libre, es de interés una metáfora distópica en un ámbito que otrora transformó al mundo tal como el software lo está transformando ahora.

Simplemente, imagina un mundo donde en lugar de adquirir un automóvil, se te da el auto a condición de que suscribas un contrato llamado “licencia” que te prohíbe examinarlo, repararlo, estudiar su funcionamiento y que te dice por cuáles sitios lo puedes conducir y por cuáles no. En ese mundo, la ingeniería mecánica sería muy distinta a lo que hoy es o no existiría.

El mundo de la computación venezolana y mundial no ha escapado a estas ansias de privatización. Empero, seguramente debido a su comodidad, alto margen de creatividad y ubicuidad, en la computación han emergido movimientos de resistencia altamente productivos que no sólo denuncian y desafían a los poderes corporativos, sino que entregan a la cultura obras de software productivas, tan o más virtuosas que sus equivalentes privativos. Consecuentemente, en todas las latitudes, por fortuna también la computación venezolana, se encuentran ingenieros formados en este mundo.

Los momentos vividos de impotencia e indefensión, aunado al estado de angustia que se vivía en toda la nación, inevitablemente forzaron en muchos, sobre todo a algunos políticos, la revelación de que PDVSA, así como la mayoría de los rubros productivos venezolanos dependen exageradamente de tecnologías externas, incomprendidas y en muchos casos inapropiadas.

Luego de cesado el paro se inició un proceso de reflexión en torno a cómo evitar que volviese a ocurrir lo que ocurrió. Fue ineludible preguntarse qué tenía, aparte de los personajes, el software libre que permitió a muchos de los colaboradores, algunos sin formación universitaria, junto con los trabajadores leales, realizar el rescate de PDVSA. Se descubrieron entonces esquemas de trabajo productivo, inéditos para al venezolano común, basados en la cooperación fraternal, desmarcados de la imagen centrada a un solo patrón o emprendedor, y con mayores márgenes de creatividad.

Este conjunto de reflexiones y sentimientos se tradujo en acción política bajo la consigna de “Soberanía tecnológica”. Propició muchísima actividad de promoción e inspiró una serie de proyectos destinados a ganar soberanía, de entre los cuales son importantes a destacar: la creación de una academia nacional de enseñanza de software libre, la aprobación del decreto 3390 priorizando el uso de software libre y estándares abiertos en todos los sistemas computacionales de la administración pública, la creación de nuevas instituciones de desarrollo e investigación tecnológica y el proyecto de distribución Linux CANAIMA, destinado a mejorar la formación en la escuela primaria a través del computador, aprovechando a su vez de educar en y con las virtudes del software libre. Colateralmente, estos valores han trascendido a otros ámbitos; por ejemplo, al agrícola y la lucha contra los intereses de las transnacionales con sus transgénicos.

5.2  Los despidos

Diez años no es un tiempo suficiente para la intervención plena de las ciencias históricas. Pero la pregunta acerca de qué fue lo que operó sobre las mentes de 15.000 compatriotas venezolanos, que los condujeron a incumplir sus obligaciones contractuales sin capacidad de distinguir que estaban causando un daño de consecuencias nacionales, ya es un campo abierto para la investigación psicológica, sociológica y antropológica.

Es muy importante recordar que estos empleados no abandonaron sus trabajos por una huelga, pues no reclamaban reivindicaciones laborales. La petición de los paristas era la renuncia del presidente de la República.

El gobierno fue plenamente consciente del posible cariz de manipulación que pudo haber operado en los paristas. Por otra parte, aunque su acción sin duda exige una responsabilidad, el gobierno tenía plena conciencia del valor intelectual de estas personas. Ya antes del momento en que se desfondeó al “Pilín León”, el gobierno invitó a los empleados a regresar sin consecuencias legales para su posición laboral. Se publicaron llamados por prensa nacional sin acogida notable por parte de los paristas. Comenzaron pues los despidos escalados, empezando por los de más alta responsabilidad, hasta finalmente despedir a todo aquel que no se había reincorporado. El gobierno observó trasparente y cuidadosamente los procedimientos legales sin atropellar los derechos de ninguno de los despedidos.

En síntesis, para principios de febrero ya estaban fuera de PDVSA aproximadamente 15.000 trabajadores.

Tal vez la señal más clara de que es necesario analizar la actitud de los ex-empleados es que hoy por hoy muchos de ellos le reclaman al gobierno que no les hayan pagado sus prestaciones laborales. Sin embargo, ninguno de estos reclamantes observa que la suma de todas las prestaciones de todos los ex-empleados no cubre siquiera el 1% de las pérdidas patrimoniales que ellos causaron. Todo ello sin mencionar el daño espiritual en desasosiego y división que propició su acción.

6  Diez años después

De todo el entusiasmo siguiente a la victoria contra el paro y sus consecuentes “siembras”, ¿qué cosecha hoy la sociedad venezolana?. Antes de intentar dar una cuenta muy resumida y seguramente incompleta de esta pregunta, sesgada hacia lo tecnológico, es menester plantear dos comentarios en torno a las ideas de institución y de tecnología.

Tal vez para la mayoría del colectivo venezolano la palabra “institución” convergentemente le evoque a una infraestructura material; un edificio ancho, alto y tangible, decorado particularmente según los matices de la cosmovisión del individuo. Si bien la infraestructura es un medio, la mayoría de las veces indispensable, institución es más que infraestructura. Una institución es una cultura. Cuando es sana, una confluencia coherente de hábitos y costumbres en torno a la búsqueda y perfeccionamiento de un bien colectivo.

Con la tecnología suceden dos confusiones parecidas, aunque mucho más complejas y difíciles de percibir. En primer lugar, a la tecnología también suele confundírsele con su infraestructura, con sus dispositivos asociados y ahora con sus programas computacionales. Pero la tecnología es una gran institución, conformada de muchas más instituciones; con el detalle diferencial de que su estructura cultural es entre las más complejas en diversidad, relaciones humanas y alcance territorial. La segunda gran confusión es creer que la tecnología es mero conocimiento y que éste está almacenado en las bibliotecas y servidores computacionales de información.

Con estas ideas a la mano, lo primero a comentar es el alcance del decreto 3390. Las instituciones no se decretan, se forjan lentamente, con mucha paciencia y sin tener una imagen exacta de los resultados finales. Pero a pesar de esto, la propugnación del decreto fue esencial como impulso inicial, como consigna, a la vez de coayudarse con los sistemas ejecutivo y judicial. Aunque aún falta mucho por hacer y se escuchan muchas voces denunciando su falta de aplicación, muchos entes públicos venezolanos ahora usan software libre; lo cual es bastante apreciable respecto a una década atrás. A pesar de que en muchísimos escritorios y “laptops”, incluidos los de la mayoría de los ministros y demás altos funcionarios públicos, aún se sigue manejando software privativo, muchas instituciones públicas han emprendido sus propios proyectos de desarrollo en y con software libre. Algunos de ellos ya operativos y con trascendencia hacia otras instituciones afines.

La experiencia del paro fue el aliciente principal y definitivo para rescatar empresas que los gobiernos neoliberales previos habían vendido. Se recuperaron las principales y más críticas; particularmente, CANTV, la principal compañía telefónica del país y las industrias metalúrgicas. En CANTV, el servicio ha escalado insólitamente a tal extremo que no se concibe venezolano desconectado telefónicamente. La recuperación de CANTV ha sido decisiva en el forjado de una cultura de uso de INTERNET. En este aspecto, otra iniciativa fundamental, cuyos frutos se conocerán dentro de algunos años, es la de los “Infocentros”; proyecto consistente dar a conocer Internet como una fuente de empoderamiento del pueblo mediante la adquisición y manejo de información.

Nuevas instituciones de desarrollo e investigación han sido fundadas. Notable señalar la inversión adrede de los términos. Tradicionalmente, se investiga primero y luego se ve si hay posibilidad de aplicación y desarrollo. En la praxis venezolana actual, en la medida de las posibilidades y en áreas muy específicas, primero se acomete el desarrollo y luego se investiga en la medida en que van apareciendo los desafíos y misterios. Este modo de trabajo, que no ha excluido al tradicional académico, y que en algunas situaciones es arriesgado, potencia la pertinencia de la investigación; o sea, el que se conozca lo más prontamente posible su sentido práctico.

Las comunidades de software libre, cuya existencia fue determinante para la victoria contra el paro, han sido bastante beneficiadas y apoyadas en estos diez años. Lamentablemente, en el seno de estas comunidades no han aparecido liderazgos que se aglutinen en productividad. En concesión a la verdad, el gobierno no se ha dedicado a ofrecerles proyectos claros o modelos de producción de software, sino que sólo les ha brindado apoyo promocional. Una excepción a esta observación es el proyecto CANAIMA, el cual es, en la opinión de este redactor una de las iniciativas con más posibilidad de trascendencia, pues siembra en el colectivo infantil venezolano una idea más amorosa y humanizada de esa megainstitución llamada tecnología que la vulgar TV.

¿Se han cometido errores? ¡Por supuesto que sí!. Ninguna empresa es libre del yerro. En sus etapas iniciales y aún hoy día, los Infocentros operaban en Windows. CANTV tampoco escapa de algunos desaciertos de envergadura, cuya mención requeriría de más contexto y bytes, los cuales a estas alturas del discurso ya están escasos. Pero sería un pecado dejar de mencionar que, siendo CANTV una institución tecnológica consolidada, de gran envergadura, con personal altamente calificado y con infraestructura de vanguardia, el gobierno venezolano no haya cedido una partecita de ese enorme capacidad a la producción de software libre.

PDVSA aperturó instituciones especializadas para el desarrollo de software; con el gran atino de proponer desde el inicio los proyectos; entre ellos, un sistema SCADA nacional. Algunos de estos proyectos alcanzaron madurez productiva, especialmente software de simulación de yacimientos, el cual es complejísimo y crítico para la extracción -más que los sistemas SCADA-. Otros proyectos fracasaron, pero más debido a desacuerdos internos que a incapacidad técnica. De esta experiencia es esencial mencionar lo que parece ser una gran contradicción histórica. Uno de los mejores y más importantes de estos proyectos fue justamente un SCADA hecho con software libre y con pretensión de distribución libre. Este logro reivindicó a una parte de la ingeniería venezolana, cual fue capaz de producir un sistema de altísima complejidad y calidad. Sin embargo, en un hipérbole difícil de comprender, PDVSA decidió no compartir su obra y crear una compañía privada para comercializar el software, el cual se volvió privativo. Es muy difícil, pues, saber si se aprendió o no la lección de INTESA.

Muchos convenios de transferencia tecnológica se han suscrito con numerosos países. En la mayoría de ellos se asume una idea de la tecnología equiparable a la del conocimiento, tal como se mencionó al inicio de esta sección. Quizá por ello es que, hasta el presente, muchos de estos convenios tienen más aires de maquilas que de aprendizaje e institución de tecnología.

Finalmente, difícil y prematuro calificarlo como error, es conveniente señalar la actitud del gobierno hacia la academia tradicional venezolana. Este punto es de interés porque es uno de los pilares de esa institución que al principio llamamos tecnología. Hoy, en el año 2012, no hay duda de que la Universidad tradicional venezolana es una neoliberal de los años ochenta, cuyo leitmotiv es el prestigio individual de sus miembros más que la auténtica investigación y enseñanza; dominada, además, por un halo de falso elitismo que dificulta la empatía con el pueblo. En respuesta, el gobierno ha creado nuevas universidades, cuya matrícula actual ya comienza a superar la de la Universidad tradicional. Sin embargo, y he aquí lo delicado del asunto, las nuevas universidades están instituyéndose, mientras que en las tradicionales, a pesar de ser neoliberales, aún quedan vestigios de institucionalidad. ¿Merece la pena sacrificar una institucionalidad, neoliberal, cierto, pero aún racional y capaz de incorporarse a la tecnología, a la vez que se forja una nueva y paralela? Con el tiempo lo sabremos.

¿Ha ocurrido un cambio cultural? ¡No!; aún falta mucho tiempo para saberlo, y los vientos actuales no son suficientes para proyectar en el porvenir.

Colofón

Me habría gustado dominar este artículo con anécdotas personales de los sucesos. Pero aparte de que habría salido mucho más extenso, me hubiese desviado de una especie de intensión dual, cual, puesto que no la he mencionado explícitamente y no estoy seguro que este texto logre transmitirte, te las diré en crudo:

  1. Una cultura no puede identificarse como cultura sin un mínimo de autoctonía y autonomía; es decir, si no es capaz por sí misma de producir los medios que le brindan vida colectiva, cuidarlos, preservarlos y mejorarlos constatemente.
  2. Con cierta frecuencia, ya rayana a la preocupación, le he escuchado a algunos malos maquiavélicos o pragmáticos, de lado y lado, citar una frase que no estoy seguro sea correctamente atribuida a Fouché: “peor que un crimen: fue una estupidez”. Parafraseándolo, pero invirtiendo el orden sustantivo, yo les diría a mis compatriotas técnicos de PDVSA, y demás aupantes o simpatizantes que se sumaron al paro: fue peor que una estupidez: fue un crimen.

1
Pilín León es el nombre de una ex-reina de belleza venezolana, que ganó el “Miss World”. Antes de 1998, la gerencia de PDV Marina ponía nombres de ex-misses a sus barcos. Para un sector de la clase media venezolana, los certámenes de belleza femenina estereotipia eran (y quizá aún lo son) unos de sus principales cultos.
2
Luis Guisti, un ex-presidente de PDVSA durante la IV República venezolana y gran propulsor de su privatización había declarado reiterativamente que el gobierno no sobreviviría más de una semana con PDVSA paralizada.
3
Dispositivos que permiten el acceso a un computador a través del teléfono.

This document was translated from LATEX by HEVEA.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Reflexión para CENDITEL (discurso 6to aniversario de CENDITEL)

Reflexión para CENDITEL

Reflexión para CENDITEL

Leandro Rabindranath León

12 de noviembre de 2012

Lo que por sabido se calla por callado se olvida

  Proverbio anónimo

Contents

1  El paro petrolero del 2002

En diciembre de 2002, ya hace casi diez años, un minúsculo sector de la población venezolana logró conducir a más de 15.000 empleados de PDVSA a paralizar nuestra industria petrolera y, con ello, a prácticamente toda nuestra economía y producción. Se decía que se trataba de un “paro cívico”, pero su trasfondo distaba mucho de eso; se trataba de un intento de golpe de estado.

Sin ser mi pretensión ahondar en los detalles de aquellos sucesos, me parece pertinente recordarlos, tenerlos presentes como referente de que acciones que en nuestra cotidianidad nos son impensables, que diríamos no deben suceder, pues simplemente pueden suceder, como de hecho, en aquel entonces sucedieron y, años luego, aún siguen sucediendo.

En estos tiempos es delicado hablar sobre congéneres; en lugar de intentar entender al prójimo, cuando nos corresponde decir tendemos a juzgarlo y cuando nos toca oír tendemos a escuchar juicios. Advertidos de esta posibilidad, permítaseme el atrevimiento de hablar sobre personas y sus acciones. Comienzo por proponer dos simples observaciones en torno al perfil de un empleado de PDVSA que hace diez años decidió sumarse al paro:

  1. Fue educado en las mejores universidades venezolanas y “teóricamente” se encontraba entre sus mejores egresados.
  2. Gozaba de extraordinarias y excepcionales condiciones laborales, yendo desde la económica tradicional, pasando por una serie de comodidades infraestructurales reservadas a muy pocos, hasta el tener responsabilidades de las cuales depende el destino del país.

En síntesis, el empleado petrolero era -y aún lo es- una persona altamente privilegiada.

El que este individuo no haya sabido reconocer la responsabilidad que él tenía con el país y, con ello, retroceder a millones de venezolanos a épocas previas al uso masivo de los hidrocarburos y de esa supra y ubicua institución llamada tecnología, es una tema monumentalmente complejo, pero no inédito, del cual pueden escribirse cientos de miles de líneas. No es el propósito de estas palabras tratar directamente con este tema, pero tengo que referirlo porque aquellos hechos de hace diez años son esenciales para comprender la génesis y evolución de esta institución que llamamos CENDITEL.

1.1  Conductas del paro petrolero

Durante aquellos dos meses de crisis en el 2002-2003 se apelaron a modos de persuasión algo extraños; grosso modo caracterizados por:

  1. El abuso discursivo de lugares comunes como tales como democracia, libertad, dictadura, tirano, etc. Algunos medios de comunicación nos bombardeaban estos clichés sin explicarnos convincentemente el por qué del paro. Durante esos dos meses el presidente y otros personeros allegados eran insultados, difamados y calumniados. Se hizo de la infamia una cotidianidad.
  2. El síndrome de señalar al gobierno y no a quienes paralizaron la industria, como culpable del paro; parecido a cuando un secuestrador pide rescate y clama como culpables del plagio a los familiares del prisionero por lo que a éste le podría ocurrir si sus peticiones no son satisfechas.

1.2  Los daños de paro petrolero

Sabemos que el paro petrolero causó grandes daños a la economía del país. Pero también causó otra clase de daños, imposibles de cuantificar, en desasosiego y división de la cultura venezolana.

1.3  Reflexiones post paro petrolero

El paro petrolero suscitó una serie de reflexiones pretendidas a evitar que una situación similar volviese a suceder. Entre esas reflexiones, vale la pena mencionar las que más incidieron en la creación de CENDITEL, a saber: el fracaso práctico de la Universidad venezolana, el rol que jugó el software libre en la restauración de las operaciones de la paralizada industria petrolera y las revelaciones que algunos tuvimos acerca de la relación entre el dominio de la tecnología y el ejercicio de nuestra soberanía.

1.3.1  El fracaso "práctico" de la universidad venezolana

Nuestra actual ley de universidades invoca en sus artículos fundamentales a una “comunidad intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre”. Las define al servicio de la nación y claramente les adjudica responsabilidad en el esclarecimiento de los problemas nacionales. También invoca al espíritu de democracia, justicia social y solidaridad humana.

Desde ya hace algún tiempo, cada vez que repaso estos artículos me invade una sensación de fracaso y reincidencia. ¿Acaso el discurso de estos tiempos socialistas no invoca la verdad, la nación, la responsabilidad en los problemas nacionales, la difusión del saber, el desarrollo y el progreso, la democracia, la justicia social, la solidaridad humana?

Cuando cotejamos estos presuntos valores fundacionales, convertidos en lugares comunes, nos fue evidente el fracaso de la Universidad venezolana en el cultivo de su misión. Los paristas quienes, como ya indiqué, eran en su mayoría los mejores egresados de la Universidad venezolana, no supieron reconocer las consecuencias de sus acciones. Nos invadió la sensación de que la Universidad, en el mejor de los casos, enseñaba a instrumentar bien, es decir, a organizar medios para acometer algún fin, pero no enseñaba a criticar o a cuestionar el fin, ni siquiera a distinguirlo.

En rigor a la verdad, este fracaso no es particular de este país; también lo es allende.

1.3.2  El software libre

A pesar de la negativa de las universidades venezolanas y demás instituciones involucradas para ayudar a la reactivación de la producción petrolera, final y oportunamente el paro fue derrotado. En todos los rubros involucrados a la producción petrolera acudieron fuerzas técnicas, políticas y éticas, la mayoría de ellas venezolana, en defensa de la principal empresa estatal.

Aunque hay un cúmulo considerable de razones que explican el porqué se sobrevivió al paro petrolero, una muy importante para esta institución fue la existencia en el país de una cultura en torno al software libre.

Se notó que las personas relacionadas a la informática que ayudaron a derrotar el paro tenían vínculos con este mundo. Cuando cesó el paro y se dio un proceso de reflexión, algunos observaron que en el mundo del software libre se planteaban esquemas de trabajo productivo, inéditos al venezolano común, basados en la cooperación fraternal, desmarcados de la imagen centrada a un solo patrón o emprendedor, con muchos mayores márgenes de creatividad, con mejores posibilidades de enseñanza y deslindadas de los poderes corporativos.

1.3.3  La tecnología y la soberanía

Es referida como la gran lección del paro petrolero nuestra enorme dependencia de tecnología foránea. El paro representó una oportunidad para aprehender que la cultura venezolana no es plenamente soberana. ¿Qué significa una cultura soberana? pues que seamos nosotros, y no otros, quienes decidamos nuestro destino.

Creo que la sensación de falta de soberanía y de que ésta atañe a la tecnología fue el principal sentimiento que propició la creación de CENDITEL. El paro petrolero no sólo nos retrocedió 200 años en estilo de vida, sino que nos expuso a grandes riesgos que no estoy seguro de que aún hayamos visto. Los invito a formularse una pregunta simple aunque aterradora ¿qué hubiese sucedido si el paro hubiese durado más allá del tiempo de almacenamiento y consumo de nuestros alimentos y reservas monetarias para la exportación? Algunas de las posibles respuestas son terribles: guerra y hambruna, entre otras cosas. De cierta manera nuestro país fue asediado y sitiado.

Cuando pensábamos en una nueva institución, sentíamos que las existentes, las universidades y otros centros de investigación, no eran la respuesta para ganar esa soberanía de una manera que evitase las injusticias que la tecnología ha propiciado en el resto de los predios.

1.4  Las preguntas incómodas

Aunque el paro petrolero haya forzado a muchos a repensar la instituciones de hechura de tecnología, quedan pendientes algunas preguntas, cuales juzgo podrán ser incómodas y que enumeraré a continuación:

  1. ¿Son los más de 15.000 ex-empleados petroleros culpables o responsables de lo acaecido? ¿Merecieron realmente ser despedidos?
  2. ¿Cuáles fueron las circunstancias que los condujeron a sumarse al paro?
  3. ¿Estaban realmente conscientes de las consecuencias de sus actos? ¿Tenían la capacidad de distinguir que sus acciones acarrearían daños cuantiosos al país?
  4. ¿No podrían ser los ex-empleados una suerte de autores materiales y otros los intelectuales? Si así es, ¿quiénes son los verdaderos culpables?

2  La concepción de CENDITEL

A partir del 2004 diversos actores en el país iniciaron un proceso de reflexión en torno a las experiencias vividas. Se evaluaron las instituciones tecnológicas y universitarias y ante la sensación de que algunas cosas faltaban, de que otras se hacían mal y de que ello había posibilitado la formación de un empleado tecnócrata, capaz de paralizar a un país entero, muchos nos preguntamos ¿cómo formar a un nuevo tecnólogo? ¿cuál debe ser su estilo de trabajo? ¿cómo se pueden reconocer proyectos pertinentes para el país? ¿cuál es la influencia de la tecnología en los sucesos políticos?.

Vale resaltar que estos procesos no sólo se dieron aquí en Mérida, sino también en otras partes del país. La propia industria petrolera se dio a esa tarea, así como otras de alto interés para la economía nacional: generación eléctrica, siderúrgicas y demás industrias. Inclusive, en las propias universidades aparecieron algunos intentos. Estos procesos dieron pie a nuevas instituciones vinculadas a la educación, investigación y hechura tecnología, entre las cuales se encuentra CENDITEL.

2.1  Idea, actitud, institución

Estoy seguro de que la mayoría de los presentes conocen el documento “Sentido de CENDITEL. Necesito repasarlo porque creo que aquí, desde sus propios inicios, ocurrieron malas interpretaciones.

Decimos que el ideal de CENDITEL se funda en torno a dos ideas:

  1. El conocimiento es un bien público, que no es privatizable ni mercantilizable.
  2. La tecnología no es neutra, todo lo contrario, ella modela nuestra vidas y nos define como seres humanos.

En CENDITEL estas dos ideas conformarían una suerte de principios inviolables.

Permítaseme introducir la siguiente pregunta, cual quizá a la luz de este contexto algunos la consideren trivial: ¿cuál fue el sentido de CENDITEL?.

En CENDITEL forjamos una actitud consecuente de comulgar con las dos ideas anteriores. La actitud se traduce en el cuestionamiento permanente de nuestra acción ante el hecho tecnológico y la consciencia de que este hecho, aunque condiciona y restringe nuestro decir, acción y ser, no nos determinará siempre y cuando logremos no olvidar la influencia ubicua del hecho tecnológico.

CENDITEL será alguna vez también institución. Aquí, creo yo, es donde fuimos más chocantes y, muy especialmente, en donde hemos sido peor malinterpretados. Para muchos, el término “institución” evoca una infraestructura tangible. Para otros, alude una o varias costumbres. Después de todo, para hacer algo se requieren medios, y éstos tienen una buena parte en infraestructura. Del mismo modo, para ser coherentes en una práctica se requieren costumbres. Pero estos aspectos por sí solos no hacen a una institución. Muy simplemente hablando, una institución es una cultura de manejo o hechura de un bien colectivo. Cuando se da, confluyen hábitos y costumbres en torno a la búsqueda y perfeccionamiento de ese bien colectivo, el cual, para que merezca su denominación de bien, debe ser apreciado y recibido por la sociedad.

De nuevo pregunto ¿cuál es el bien que CENDITEL entrega a la sociedad venezolana?

2.2  Los procesos de CENDITEL

Muchas instituciones tecnológicas tradicionales, venezolanas y de otras artes, laboran sincronizando tres procesos: investigación, desarrollo y gerencia. Renombramos a estos procesos “esferas”, pero sentíamos que no eran suficientes, que no abarcaban la dimensión que se requería para aprehender las dos ideas de CENDITEL, para velar por el forjado de su actitud y así alguna vez deparar en la institución. Se concibió pues una cuarta esfera, la cual brindaría al proyecto la perspectiva necesaria para mirar lo que los procesos tradicionales no ven. Se llamó a esta esfera: reflexión.

El llamado proceso de gerencia se redefinió como de “gestión” o “apropiación”. Aún me sigue latiendo una sensación de decoración en este sutil cambio de término, máxime cuando desde el inicio de operaciones de la institución prontamente nos percatamos de la presencia de una esfera inesperada, negligencia de nuestra parte, cual es la administración, esfera sin la cual sería muy difícil operar.

El nombre de la institución tiene un cambio de orden de sustantivos, el cual sigo creyendo que expresa mucho un contraste ideal con las instituciones tradicionales. En CENDITEL se comenzaría a desarrollar de primero y se investigaría después, en la medida en que aparezcan los desafíos. De allí pues que sea un centro de desarrollo e investigación, y no de investigación y de desarrollo.

3  La crisis de CENDITEL

Ahora que he planteado las principales ideas y motivaciones que propiciaron la creación de CENDITEL, deseo rememorar la crisis institucional que vivimos durante finales del año 2009 y parte del 2010.

No es mi pretensión dar una cuenta historiológica de los diversos y, algunas veces incómodos, sucesos que conformaron aquel conflicto. Estoy plenamente consciente de que habrán discrepancias y de que seguro aún tengo detractores. También estoy consciente de que cometí equívocos, tanto en mi actuar durante aquellos tiempos, como probablemente en los comentarios acerca de aquellos hechos que les ofreceré a continuación.

Es propicio este momento para expresar que no albergo ningún mal sentimiento por lo acaecido. Más bien al contrario; me siento agradecido por las enseñanzas que aquella crisis legó a mi cosmovisión y, más concretamente, por los enriquecimientos que anhelo todos como institución hayamos tenido y que se traducen en oportunidades de aprendizaje inéditas, incluyendo a los detractores, las cuales aún son muy vigentes y pertinentes.

¿Qué motivó aquella crisis? Mi propuesta de respuesta es que se reprodujeron, con un calco asombroso, la mayoría de las condiciones que motivaron a los ex-empleados de PDVSA a paralizar el país. ¿Estoy exagerando? Permítanme señalar algunos parecidos.

Al igual que con la industria petrolera en el año 2002, en CENDITEL hubo un cambio de poder; una defenestración. Al igual que en PDVSA, el defenestrado y sus más íntimos allegados, además de que no superaron la amargura de haberse aferrado al poder y haberlo perdido, sintieron, como la cúpula de PDVSA, erradamente, que sus intereses individuales directos estaban siendo severamente amenazados. Como en PDVSA, en lugar de ver a sucesores, que siempre son interinos, como amigos que compartían el interés y bien de la institución, los vieron como sus antagonistas.

Al igual que en PDVSA, estos empleados decidieron, a falta de mejor palabra, “insubordinarse”, que no es lo mismo que rebelarse, y apelar a lugares comunes, por ejemplos, democracia, fraternidad, direccionalidad política, espacio, entre otros clichés, para enmascarar una serie de acusaciones que al final se tornaron en infamias y calumnias. Jamás, y taxativamente insisto en este adverbio, jamás, lograron sustentar sus argumentos, ni siquiera aproximarse un poco.

Al igual que los paristas de PDVSA, estos empleados proclamaban el dialogo fraterno, pero nunca se sentaron realmente a dialogar y quienquiera que los cuestionase devenía un objeto de su calumnia o de su burla. También, al igual que los paristas, este grupo se valió de un medio de comunicación para sembrar en las miradas externas la ilusión de que sus demandas tenían fundamento, además de usarlo como mecanismo de coacción para solicitar un conjunto de demandas que aún hoy no estoy seguro de que hayan sido aclaradas.

Hay muchas más reminiscencias entre la crisis de CENDITEL, el paro petrolero y otras situaciones enfermizas de la institucionalidad venezolana. Espero que con esta lista ya hayan captado el parecido.

Ahora deseo resaltar por separado otras similitudes que atañen a las consecuencias finales que la crisis tuvo sobre los activistas:

  1. La cesantía de la institución de la mayoría de ellos
  2. El desamparo del que fueron blanco por parte de sus principales líderes y,
  3. La impunidad de estos últimos -los líderes- en asumir la responsabilidad por las consecuencias de los sucesos.

En cierta forma, sin desmedro de su responsabilidad, cual yo creo la mayoría ha asumido, casi todos los activistas de esta crisis depararon siendo víctimas de unos poquísimos dirigentes que antepusieron sus intereses y sentimientos personales, a los intereses de la institución y de las personas sobre las cuales ejercían su ascendencia. Símil asombroso con los dirigentes del paro petrolero que hoy en día campean por otras partes del mundo sin el más mínimo lamento por la tragedia personal que significó para cada empleado su despido.

Por supuesto, hay algunas diferencias entre la crisis que he referido y el paro petrolero. Primero, las escalas en la cantidades de empleados y pérdidas ocasionadas. Segundo, los insubordinados siempre fueron una minoría. Tercero, el grupo detractor propugnaba militancia socialista. Cuarto, la solución de la crisis emergió desde lo interno de la institución, por la reacción ética de resistencia de la mayoría de los trabajadores, quienes encararon inteligentemente a los empleados motores de la crisis. Todo eso sin apelación a entes o fuerzas externas.

Es oportuno un inciso para comentarles que durante la crisis de hace dos años, como humano que soy, a pesar de las posibles apariencias, algunas veces sentí angustia, desasosiego, tristeza y hasta zozobra. A este tenor, quiero expresarles mi más profunda gratitud por todos los apoyos recibidos, especialmente por una clase de amparo que me brinda una enorme esperanza con el destino de esta institución, el apoyo espiritual que ustedes me brindaron.

Finalmente, otra diferencia notable con el paro petrolero es el sentimiento de que los detractores tenían una parte de la razón. Tal como más adelante les plantearé, pensaría yo, sin que ellos realmente lo supiesen, por causas desacertadas, y definitivamente del modo erróneo y con los medios equivocados, siempre le encontré un poco de fundamento a las acusaciones de instrumentalismo y de no estar ganados a la reflexión, así como en la solicitud de revisión de la institución.

3.1  Cuestionamientos y posibles errores

¿Qué fue lo que propició la crisis de hace dos años? ¿Se cometieron errores? ¿Cuáles fueron? ¿Cuáles son las condiciones que posibilitan crisis de estos estilos?

Lamentablemente, no es asunto de evasiva, tampoco necesariamente de incapacidad, no puedo, y tampoco creo que deba, intentar dar cuenta de respuesta a estas preguntas. Se las dejo para vuestra meditación, pues ahora no sólo es materia más de ustedes que mía, sino que, como lo veo, es una magnífica oportunidad para encontrarle sentido a la existencia de esta institución.

Así las cosas, voy a plantear algunos aspectos que considero fueron errores. Apartada de su eventual refutabilidad no es mucho, pero al menos, en caso de que sean ciertos, su aprensión podría ayudaros a no reincidir en ellos.

3.2  La selección inicial

Un primer descuido fue una falta de humildad y responsabilidad por parte de los redactores del proyecto, en los modos que encontramos para acometer su fundación y puesta en marcha. Por aludir un ejemplo sencillo, esa soberbia nos condujo a ser algo laxos en los procesos iniciales de selección de personal. Sin embargo, no veo esto como un descuido fundamental; evitarlo probablemente habría mitigado algo de intensidad en la crisis, pero no creo que en última instancia la hubiese prevenido.

3.3  El lenguaje

Algo que sí diría yo fue un equívoco severo, aunque que para el momento era difícil saberlo, consistió en propiciar un nuevo lenguaje sin acción, sin discusión del significado. Con el fin de hacerme entender, rememoraré las siguientes palabras emblemáticas: heterarquía, instrumentalismo, neutralidad y reflexión.

Algo que definitivamente nos define como humanos es el lenguaje. Es el lenguaje lo que nos brinda la ilusión del futuro, lo que posibilita aquello que diversas religiones llaman fe, y que en definitiva nos permite emprender en colectivo. En este sentido, me parece perfectamente válido abolir el empleo de algunas palabras, modificar su uso con el propósito de transformar su significado e inventar otras nuevas. Prácticamente todo los que nos define como cultura, entre otras cosas aquello que llamamos tecnología, fue en un inicio tan solo y nada más que palabra.

Ahora bien, creo que para que la palabra engendre y produzca es necesario que le suceda la acción. Las cosas, para poder mentarlas como tal, deben ir más allá de la mera palabra; deben haber acciones que las caractericen y le brinden correspondencia. A las acciones deben sucederles producciones que llamamos bienes, algunos de ellos concretos y tangibles.

Hablábamos de heterarquía, pero no definíamos qué era eso, ni siquiera hacíamos el intento de discutirlo.

Nos cuidábamos muchísimo de no ser instrumentalistas, pero ¿definimos alguna vez en qué consiste serlo? Peor que eso, algunos llegaron a renegar la instrumentación, sin la cual no hay acción organizada y que es indispensable para hacer institución.

La neutralidad de la tecnología. Construir un corpus que explique por qué no conviene decir que la tecnología es neutra era y aún es una tarea pendiente en esta institución. Nunca me fue una sorpresa, pues en mi juventud estudié un poco la no tan ficticia idea del neolenguaje orwelliano, que los principales medios de distorsión del lenguaje se basaron en la tecnología; entiéndase, el correo electrónico y lo que connotamos como “World wide web”. La tecnología no es neutra, pero fijense lo fácil que es olvidarlo.

Ultimadamente, y aquí siento la principal paradoja del proyecto, ¿quién habría de imaginarse que la cuarta esfera, la de reflexión, sólo quedaría como un término para justificar el conflicto, la improducción y la destrucción?

Hacia el final, la retórica fue lo que dominó el discurso, que no el dialogo. La palabra perdió su sentido de comunicación y devino instrumento de disuasión y persuasión. Por si acaso, déjenme puntualizar que disuadir o persuadir no es lo mismo que convencer.

3.4  La falsa institución

Otra falla, creo también de índole inconsciente, fue el asumir que CENDITEL institución, al menos en lo que atañe a sus miembros nominales, ya estaba constituida. CENDITEL institución no es otra cosa que instituir en la sociedad venezolana la actitud consecuente de sus dos ideas matrices: el conocimiento como bien público y la no neutralidad de la tecnología. Cuando se decía que la institución estaba destinada a desaparecer se quería decir que si estas dos ideas fuesen parte de la matriz social, entonces CENDITEL como centro llegaría a ser innecesario.

Dadas las condiciones culturales de la sociedad occidental, creo que este fin, cual respondería en última instancia por el sentido de CENDITEL, no se logra en corto tiempo. Al contrario, probablemente CENDITEL institución lleve generaciones construirla. Creo, pues, que fue errado asumir que la institución ya existía sin siquiera haberle entregado a la sociedad un primer bien de transcendencia.

La misión de CENDITEL consiste, precisamente, en instituir la actitud; en hacer que las dos ideas se incorporen a la mente inconsciente.

3.5  La mala concepción del poder

La siguiente falencia fue el asociar el conflicto con la concepción del poder y acción política. El conflicto es una alternativa más, no deseable, a evitar, entre los posibles estilos de ejercicio político.

Hay muchas otras maneras de hacer política que no apelan al conflicto. Hay muchos modos de conflicto que no apelan a la destrucción. En casi todos los ámbitos de la vida, incluida la política, cuando se plantea un conflicto no solo es conveniente proyectar un objetivo, sino también una salida, especialmente si se descubre la posibilidad de que el objetivo no se puede cumplir.

No me siento en suficiente capacidad de comentar el por qué de esta manera de interpretar el poder. Sospecho que algunos encuentran en el conflicto un medio para hacer revolución. Si así es, yo diría más bien que sería al revés. En términos revolucionarios el conflicto, cuando ocurre, es consecuente a la revolución, no antecesor. Siempre dijimos que CENDITEL era una institución revolucionaria, pero no porque ésta se haya fundado durante un proceso político tildado con el mismo término, sino porque como proyecto tiene la pretensión de transformar el “status quo” en las maneras de hacer tecnología.

3.6  El proselitismo

El último de los yerros que juzgo menester comentar fue el uso de la institución con interés proselitista. Que cualquiera de nosotros intente convencer al prójimo sobre la verdad de su causa política me parece normal y, siempre y cuando se haga en cánones de respeto y de reconocimiento hacia la postura del otro, yo diría que es bastante sano. También es importante concienciar que las institucionalidad pública se encuentra acosada por matrices mediáticas y que a ese tenor las instituciones públicas deben ser defendidas. Pero eso es muy distinto a pretender usar recursos institucionales, de propiedad pública, para promover actividades que son reservadas a los partidos políticos, que son también instituciones, pero con otros fines.

En este punto, sin embargo, debo decirles que no estoy seguro de que esta sea la manera idónea de enunciar este error. Desde otras perspectivas, las cuales lamentablemente no tengo medios de comprobar, me embarga la impresión de que el proselitismo fue el instrumento de unos pocos para poder hacer uso individual de la institución.

4  El porvenir de CENDITEL: la reflexión

Es momento de retomar la pregunta que vengo planteándoles desde el principio: ¿cuál es el bien que CENDITEL entrega a la sociedad venezolana?

Respecto a crisis como las del paro petrolero y la nuestra de hace dos años podemos indagar lo ocurrido y con ello ganar capacidad para contar la historia. Pero con esto sólo habremos respondido el qué sucedió, lo cual, si bien es un conocimiento muy valioso, es aún insuficiente.

Quizá el gran error, incluida la concepción de CENDITEL, es el llevar a cabo proyectos destinados a evitar repetir malas historias sin haber entendido el por qué de su ocurrencia. Lamentablemente, en la mayoría de estos casos, estos proyectos me recuerdan la imagen de un arquero ciego a quien se le pide lanzar la flecha sin indicarle dónde se encuentra el blanco. ¿Por qué? Podemos determinar el qué sucedió, pero antes de proyectar cómo evitar o prevenir que lo no deseado vuelva a suceder, debemos responder por qué sucedió. Y en esta pregunta fallamos quienes redactamos el proyecto de CENDITEL. Jamás respondimos por qué ocurrió el paro petrolero. En este sentido, los fundadores de CENDITEL arrancamos cometiendo uno de los principales pecados sobre los cuales luego se tejieron unos cuantos complejos: el de ser instrumentalistas.

A estas alturas de la historia institucional venezolana, puedo señalar que crisis como las del paro petrolero y las que vivimos hace dos años no son en lo más mínimo inéditas. Todo lo contrario, más bien se han vuelto muy comunes. Los secuestros de la normalidad institucional que diversos grupúsculos, cada uno a su modo pero esencialmente por lo mismo, hacen de la Universidad venezolana, y la crisis que exactamente en estos momentos estamos padeciendo con el manejo de los desechos citadinos, son ejemplos, con algunas diferencias de forma, del mismo problema. Así que muy bien cabe preguntarse: ¿acaso las razones y las causas no serán las mismas? y entonces, ¿por qué no indagar qué es lo común de estas crisis?, ¿por qué ocurren? ¿por qué nos abocamos a pretender evitarlas sin llegar a responder estas preguntas?

Puesto que la crisis de CENDITEL fue motorizada por personas dichas adeptas al socialismo, es ineludible pensar que una situación como la del paro petrolero también puede llegar a darse en nombre del socialismo. Por eso sugiero humildad. Y por si acaso, para que no se me atribuya neutralidad, que es otro de los complejos que aquí nos formamos, permítanme aclarar que si bien tienen enormes parecidos en forma y consecuencia, neutralidad o indiferencia no son lo mismo que ignorancia o indolencia.

Si las razones y causas de las crisis son las mismas, entonces no sólo estoy convencido de que vale la pena indagarlas, sino que, precisamente, allí es donde se puede hallar el sentido de CENDITEL.

CENDITEL se concibió para oponerse a la manera tradicional de hacer tecnología, aquella a la que le endilgamos tecnocracia. Pero esto de ninguna forma quiere decir no hacer tecnología. Por eso las dos ideas matrices, por eso la actitud y por eso la pretensión de instituir una cultura amorosa de hacer tecnología. Por eso nos obstinamos en el cuarto proceso, en la reflexión, pues esa sería la diferencia esencial con la institución tradicional.

A pesar de que la esfera de la reflexión aún no tiene sentido, eso no quiere decir que no se le pueda construir. Además de que no hacerlo nos acerca a resignar a ser una institución tecnócrata más.

Piénsenlo bien, ¿qué pueden devenir sin la reflexión y las preguntas asociadas? Quizá lleguen a producir tecnologías importantes, pero no irán más allá de ser una vulgar institución tecnológica. Quizá alguno de ustedes alcance el prestigio y la celebridad, lo que de ninguna forma debería de ser la razón para querer pertenecer a CENDITEL. A lo mejor muchos de ustedes vivirán bien y serán felices individualmente, así como también otros buscarán derroteros allende. Pero lo esencial del proyecto, que es trascender la tecnología tradicional, no se logrará bajo los mismos fundamentos tradicionales.

¿Cómo podría rescatarse la esfera de reflexión?

El que algunos tengan la sensación, con cierta razón, de que ese proceso no aclarado de reflexión haya incidido en la crisis no es razón para descartar su descifrado y, sobre todo, para ignorar la potencialidad de ese esclarecimiento en encontrar nuevas maneras de hacer tecnología.

Pienso que es justamente al revés. Puesto que nuestra crisis fue una más entre todas las que vive nuestra sociedad, saber explicarla no sólo constituiría un aporte de investigación; no sólo sería una fuente de hallazgos para brindarle luces a la institucionalidad venezolana, sino que creo sería una forma directa y a la vez pertinente de acometer la pretensión de CENDITEL como institución.

Esta reflexión ha tratado de dar cuenta, de seguro con equívocos, de qué fue lo que ocurrió. Pero la pregunta de reflexión, que va más allá de una investigación vulgar, es responder el por qué ocurrió. Tienen ustedes en esta institución condiciones para llevar a cabo esa investigación que no las tiene cualquier otro, pues en este proyecto gozan más oportunidad de concienciar, como siempre ocurre pero muchos ignoran, que jamás dejaremos de ser parte del laboratorio de investigación.

¿Cuál es el bien que CENDITEL le entregaría a la nación venezolana? Sigo pensando en que sería una manera amorosa de hacer tecnología. No sé cuál ni cómo sería esa manera, pero sí sé que perseguirla es lo que soñamos muchos de los que participamos en el diseño de CENDITEL. Y por eso, torpe, pero pertinentemente, con la mejor de las intenciones, fue que concebimos la esfera de la reflexión. Así que diría que es en la esfera de la reflexión y, entre otras tareas, lograr explicar la crisis que vivimos hace dos años, donde podríamos encontrar ese nuevo modo tecnológico.

¿Qué le depara el porvenir a CENDITEL? No lo sabemos, pero podemos pretenderlo, buscar y encontrar las condiciones para engendrarlo: por eso creo urgente retomar la reflexión y con ella al lenguaje. Creo haber mostrado algunos peligros con el lenguaje. Insinué que el porvenir es una ilusión del lenguaje, pero también que éste engendra. Por esa razón culminaré estas líneas citando los versos de inicio del Evangelio según Juan; versos que creo manifiestan la humildad del lenguaje, además de recordar que en la humildad se encuentra la grandeza; cito:

  En el principio era la Palabra,
y la Palabra estaba ante Dios,
y la Palabra era Dios.
Ella estaba ante Dios en el principio.

  Por Ella se hizo todo,
y nada llegó a ser sin Ella.
Lo que fue hecho tenía vida en Ella,
y para los hombres la Vida era Luz.
La Luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la recibieron.


This document was translated from LATEX by HEVEA.